¡No más guerras! Formemos para la paz

“La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.” Artí­culo 26, DUDH.

A partir de este fragmento del artí­culo 26 de la declaración de los derechos humanos, podemos ver que una de las tareas principales de las organizaciones mundiales es promover la paz a través de la educación, es por esto que la UNESCO ha creado un programa llamado educación para la paz, el cual promueve una cultura de paz que es definida como el conjunto de valores, actitudes, comportamientos y modos de vida que rechazan la violencia y buscan prevenir los conflictos eliminando sus causas de raí­z a través del dialogo y la negociación. La educación para la no violencia brinda entrenamiento en habilidades e información dirigidas a cultivar una cultura de paz basada en los principios de los derechos humanos.

Hablando más desde el punto de vista educativo, la educación para la paz, es considerada un proceso educativo continuo y permanente, fundamentado en 2 conceptos básicos:

  1. Concepción positiva de la Paz
  2. Perspectiva creativa del conflicto.

Ahora la pregunta es ¿cuál es la visión positiva de la paz? Pues bien, generalmente vemos como paz el hecho de carecer de un estado de guerra, podrí­amos decir que para muchos la paz es la no guerra, pero ésta es una visión negativa de la paz, ya que se queda en la pasividad. Por el contrario la concepción positiva de la paz nos lleva a pasar de la inactividad a la acción, a hacer algo para cambiar la situación de conflicto a través de la no violencia.

La paz no es solo es un estado en el que no hay guerra, es mucho más que eso. Es un estado (social, económico, ecológico, jurí­dico, polí­tico y cultural) sin violencia, en donde hay seguridad, bienestar y oportunidades de desarrollo para todos. En donde los conflictos se resuelven a través del diálogo y el debate respetuoso e incluyente, con reconocimiento de las diferencias y en busca de puntos comunes que permitan el entendimiento y la cooperación mutua para la realización de proyectos compartibles (UNESCO, 2013)

La perspectiva creativa del conflicto observa al mismo como un proceso natural y consustancial a la existencia humana, tomando en cuenta que la agresividad es una tendencia innata, sin embargo la violencia no.

La educación para la paz ayuda a la persona a descubrir crí­ticamente la realidad compleja y conflictiva para poder situarse en ella y actuar en consecuencia.

La educación para la paz propone una visión educativa integral, donde se tratará de mejorar la esfera individual, la social y ambiental, procurando que el proceso educativo sea más humanizante. Actualmente la sociedad demanda que la educación formal tenga como base la educación en valores, convirtiéndose en una escuela de ciudadaní­a que fomente las actitudes éticas valiosas para la convivencia en sociedad.

¿Cómo generar una escuela de ciudadaní­a?

Inicialmente debe quedar claro que la educación para la paz se desarrolla desde una concepción transversal en la cual la escuela deberá mostrar una actitud de apertura para romper distancias entre áreas curriculares y la experiencia de vida del alumno para así­ poder desarrollar valores éticos, a través de la instrucción del alumno para que tome consciencia de lo que aprecia, elige y quiere, el objetivo no es enseñar un sistema de valores muy particular, sino fomentar en los alumnos el proceso de valoración a través de la interacción con sus pares. La educación en valores incluye la dimensión moral y cí­vica de la persona, la cual es transversal en todo currí­culo y es un instrumento básico para ésta educación. Pero a qué nos referimos con la transversalidad de los contenidos, pues como menciona Yus (como se cita en Herrerí­a 2000 pg. 17) La transversalidad es vista como un proyecto social que trasciende el ámbito del centro escolar, para una educación moral, pro-social de los ciudadanos en multitud de espacios alternativos que implican a los agentes educativos del entorno comunitario (Familia, medios de comunicación etc.) La transversalidad genera mayores implicaciones como señala Tedesco es la necesidad de redefinir los contenidos socializadores que la escuela debe transmitir o en los que la escuela debe educar, es decir, cuál es la cultura relevante en la que el alumnado merece ser educado.

(Texto de cierre y recomendaciones generales del artí­culo)

Como hemos podido observar la educación para la paz sobre pasa los lí­mites del aula, por la misma razón dicha educación no está pensada sólo para los niños, sino también se busca la educación de los adultos, claramente se tienen diferentes visiones para educar, cuando educamos para la paz a públicos infantiles lo hacemos con una visión preventiva de la violencia y a los adultos se les enseña con un enfoque reactivo. Ambas perspectivas son igual de importantes, sin embargo la educación de los adultos se vuelve una herramienta vital ya que son ellos quienes educan a los niños.

Se vuelve evidente que la convivencia y las habilidades para reaccionar ante la violencia se han vuelto una competencia para la vida y ésta formación será sostén de la educación del futuro, aunque no sea una tendencia tan novedosa, en1996 Delors afirmaba que la educación del futuro estarí­a fundada en los siguientes 4 pilares .

  1. Aprender a conocer.
  2. Aprender a hacer.
  3. Aprender a vivir juntos.
  4. Aprender a ser.

Para fines de éste artí­culo destacaremos los dos últimos, puesto que llevan implí­citas la formación en valores y la habilidad de convivencia, la educación del futuro va más allá de la mera adquisición de conocimientos, se busca que el alumno pueda llevar a la práctica esos conocimiento sin embargo todo lo anterior serí­a inútil si la persona carece de las competencias de vida para mantener relaciones interpersonales sanas, permitiendo que sus conocimientos beneficien a más personas.

Actualmente nos enfrentamos a una sociedad globalizada, donde el cambio y la interculturalidad se viven en el dí­a a dí­a, volviendo una demanda social la formación de individuos virtuosos, capaces de establecer sus propios valores que vayan en prode la sociedad y de la sana convivencia, es por esto que la educación para la paz ya no es sólo una tendencia educativa, al presente es una necesidad que las organizaciones mundiales trabajando de manera conjunta con los sistemas educativos de cada paí­s buscan solventar educando las actitudes y los hábitos del alumnado, sin embargo es un proceso lento y difí­cil porque supone un compromiso de todos: profesores, alumnos, padres, asociaciones y la sociedad en general deben marcar unos objetivos comunes, consensuados y mantenidos con perseverancia.

Si quieres fomentar una cultura de paz de una manera divertida, visita papalote donde tus alumnos y tú podrán desarrollar habilidades de convivencia mediante las actividades en cada una de nuestras salas.

 

Fuentes:

Cerio, J. L. Bases de una Educación para la Paz y la Convivencia. Pamplona: Gobierno de Navarra. Departamento de Educación y Cultura.

Dí­ez, J. V. (2007). La educación para la paz y la no violencia . Revista Iberoamericana de Educación .

Herrerí­a, P. A. (2000). Educación para la paz. En P. A. Herrerí­a, Educación hoy (págs. 211-229). Granada: Univer.

Montiel, F. (2013). Educación para la paz una propuesta en 5 pasos . Perspectivas progresistas .

UNESCO. (2013). Caja de herramientas en educación para la paz . D.F: UNESCO.

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